El calorímetro consiste en un aparato que se usa para medir variaciones de temperatura de una cantidad de sustancia (usualmente agua) de calor específico conocido.
Estas modificaciones de temperatura se deben al calor desprendido o absorbido en el procedimiento que se está estudiando; químico si es una reacción o físico si es un cambio de estado o fase.
El calorímetro, en el laboratorio más sencillo que se puede hallar es el del vaso de café. Se emplea para medir el calor liberado o absorbido en una reacción a presión constante, en sustancia acuosa. Las reacciones se escogen para impedir la intervención de productos gaseosos o reactivos.
El químico francés A Lavoisier, en 1780, quien es visto como uno de los padres de la química, empleó un conejillo de indias para calcular la producción de calor debido a su respiración. Esto lo realizó a través de un dispositivo similar a un calorímetro. El calor generado por el conejillo de indias era evidenciado por la unión de la nieve que estaba alrededor del aparato.
Posteriormente, Lavoisier y Laplace crearon un calorímetro que funcionaba para medir el calor específico de un cuerpo por el procedimiento de la fusión del hielo.
¿CUALES SON SUS PARTES?
Partes del calorímetro
Termómetro
El termómetro consiste en un aparato que funciona para calcular o medir la temperatura de líquidos, alimentos o gases, empleando una propiedad termométrica.
Medir la temperatura es relevante para la elaboración o creación de alimentos, la práctica médica y la indagación científica. Las unidades de medida más usuales en estos dispositivos son los grados Kelvin, Celsius y Fahrenheit.
Muchos científicos usan el grado Celsius, pero países como Birmania, Liberia y Estados Unidos, miden la temperatura con Fahrenheit.
La escala Kelvin es más empleada en el mundo científico para calcular las temperaturas con mayor precisión. Es considerada la única medida que integra la ausencia completa de energía térmica con su temperatura de cero.
Vaso precipitado
Un vaso precipitado consiste en un envase cilíndrico de vidrio borosilicatado fino que se emplea de forma frecuente en el laboratorio, sobre todo, para elaborar o calentar sustancias, calcular o traspasar fluidos.
Se caracteriza por ser cilíndrico con un fondo plano; se le halla de diversas capacidades, desde 100 mililitros hasta algunos litros. Usualmente es de vidrio, metal o hasta un plástico especializado y tiene la capacidad de contener fluidos o gases. Posee elementos de teflón entre otros materiales que resisten una corrosión.
Usualmente los vasos precipitados son graduados, pero dicha graduación se considera inexacta por la misma del artefacto; su aspecto regular permite que diminutas variaciones en la temperatura o inclusive en el vertido sean desapercibidas durante la graduación.
Se aconseja no usarlo para medir el volumen de sustancias, puesto que es un material que se somete a variaciones bruscas de temperatura, lo que facilita que se descalibre y traiga como consecuencia una medida equivocada.
Agitador
El agitador consiste en una herramienta empleada en los laboratorios de química. Es una varilla usualmente hecha de vidrio que funciona para mezclar mediante la agitación varias sustancias.
De igual forma funciona para ingresar sustancias líquidas de elevada reacción mediante el escurrimiento y así impedir accidentes. Hay diversas clases de agitadores según la aplicación pueden ser simples o con parilla y de diversas velocidades. Se emplean para los fluidos y sólidos que tengan baja densidad.
Actualmente, se considera que los agitadores automáticos son más eficaces que los manuales, puesto que pueden ser programadas las cantidades de revoluciones por minuto al que se someterá el líquido, o bien transmitirle calor. Esta clase de agitador no manual facilita el dominio ideal del procedimiento de mezclado de una sustancia o de disolución del sólido.
