Un prólogo consiste en un corto texto preliminar de un libro, redactado por el autor o por otra persona, que funciona de introducción para su lectura. Funciona para justificar la aportación de haberla realizado y al lector para centrarse en la lectura.
El prólogo también es el escalón anterior que funciona para juzgar, expresar o mostrar algunas situaciones esenciales sobre la obra, que el prologuista desea señalar o quiere hacer énfasis para animar al lector.
Si el autor es novel, el prólogo suele ser redactado por un escritor famoso para presentarlo, o lo que es lo mismo, una tercera persona que no es el autor, puesto que de esta forma se intenta dar un punto de vista objetiva, pero en los restantes casos suele hacerlo el mismo escritor que ha realizado la obra.
El prólogo es parte de los textos preliminares de la obra. Es importante separarlo del prefacio y la introducción. La teoría literaria indica que los prólogos son paratextos, puesto que se hallan en la periferia del texto más importante (como las notas al margen o la dedicatoria).
Los prólogos se hacen bajo las pautas de la persona que las escribe, eso quiere decir que no necesariamente deben tener partes fijas o únicas estructuras. Sin embargo, por sus características ensayísticas, en muchas ocasiones los prólogos poseen varias partes.
¿CUALES SON SUS PARTES?
Partes de un prólogo
Introducción
En esta parte del prólogo se muestra la información que abre paso a la lectura de la demás parte del trabajo.
En caso de que sea redactado por el mismo autor de la obra, puede detallarse cómo llegó a concebir la obra, donde se encontraba o los motivos para realizarla.
Sin embargo, si es un prologuista quien lo redacta, este puede explicar las circunstancias en que conoció al autor, en qué momento entró en contacto con el libro o por qué entiende que la obra es importante.
La primera fase para realizar un prólogo es leer totalmente la obra y entender el mensaje que transmite. Con la lectura del material se consiguen los conocimientos requeridos para iniciar esta clase de texto, de allí surge que el prólogo se escriba luego de que la obra haya sido concluida.
Desarrollo
En esa área del prólogo, quien escribe la obra o el prologuista, explica los argumentos y el valor del libro. En el desarrollo se le otorga al lector los motivos requeridos para que se interese por el contenido completo.
El desarrollo del prólogo puede ser reconocido por alguna cita textual que se vincule con lo que se está redactando o también pueden integrarse reseñas y comentarios de otros involucrados.
El prologuista tiene que estar empapado sobre informaciones sobre el autor y sobre los aspectos vinculados con el desarrollo de la obra que se prologará. Las investigaciones que haga permitirán una extensión de los conocimientos y otorgar datos auténticos.
Cuando el prologuista conoce sobre la vida del autor y la obra, tiene que pensar lo que dirá, eso lo conduce a fijar una clase de postura ante el libro. Esto quiere decir, que se tiene que hacer una selección de la información más importante y escoger los datos que más puedan interesar al público.
Conclusión
En esta parte el prologuista termina sus argumentos. Las nociones que se exponen son una invitación o estímulo al lector para que siga interesado en la obra.
Para concluir, el prólogo puede tener otras intenciones como, por ejemplo, hacer una comparación de la obra presente con otras anteriores y explicar las diferencias encontradas.
Es posible decir entonces que el prólogo puede tener una función para inspirar (cuenta qué lo inspiró a redactar la obra) o también de comparación (hace alusión a otros libros y sus autores).