La rodilla consiste en una articulación que se genera a partir de la unión del fémur y la tibia. En la zona también se forma otro hueso conocido como rótula, que colabora en la realización de movimientos de flexión y extensión.
Alrededor de la rodilla hay músculos y ligamentos que son importantes para la movilidad de la pierna. Otro elemento esencial de la rodilla son los meniscos, que consisten en dos fibrocartílagos que evitan los movimientos desmesurados que podrían generar laceraciones.
Esencialmente no hay una actividad que conlleve desplazamiento en la cual no se use esta articulación. En los deportes, sobre todo los de contacto como es el caso del rugby, fútbol o básquetbol, las exigencias biomecánicas sobre la rodilla son muchas.
De la misma forma, las actividades físicas que conllevan movimientos con desplazamiento como los que se dan en la práctica de la danza, el acto de escalar o aeróbicos o sencillamente el de subir o bajar escaleras, abarcan esa articulación.
Caminar sobre zonas regulares y que no poseen inclinación en cambio lacera muy poco su funcionamiento. Con dicha carga de trabajo tan fuerte, no es raro que la rodilla sea la estructura articular por cuyo motivo se consulta más tanto en traumatología como en cirugía ortopédica. Dicha tendencial a nivel mundial ha sido verificada y a medida que pasan los años se incrementa.
¿CUALES SON SUS PARTES?
Las partes de la rodilla derecha
Rótula
Como una figura redondeada, esta pieza ósea también se denomina patela. Se localiza delante del extremo inferior del fémur y es parte de los cuádriceps femoral, puesto que se encuentra enlazado a su tendón terminal.
Los especialistas diferencian algunos sectores en la rótula: esta pieza posee una base, un vértice o ápex, dos bordes laterales, y dos caras, una anterior y posterior.
La estructura facilita aumentar la eficiencia de los cuádriceps, orientando sus fuerzas divergentes.
Músculos
La rodilla no tiene músculos propios, sin embargo existen músculos de la pierna que permiten los movimientos de esa articulación. Estos tienen diferentes categorías, según la función y localización.
Tibia
Consiste en un huego voluminoso y largo del cuerpo, este ocupa la porción antero-interna de la pierna y obtiene el peso del cuerpo desde el fémur, que lo envía al pie a través del hueso astrágalo. Como todo hueso alargado, la tibia tiene una diáfisis y dos epífisis.
Bolsas serosas
Son 12. Otorgan amortiguación entre los componentes de la articulación, estando localizados en diferentes sectores de la rodilla y cumpliendo un papel importante para impedir laceraciones o desgastes que comprometen su funcionamiento.
Peroné
Consiste en un hueso alargado y fino, localizado en la zona anterior e inferior de la pierna y articulado de forma lateral a la tibia fusionándose ésta por sus dos extremidades.
Por consiguiente, puede extenderse desde el tobillo y la rodilla. Y está conformado por un volumen prismático y triangular, que tiene a su vez tres caras: interna, externa y posterior.
Su función más importante es garantizar la estabilidad del tobillo, sin tener ningún impacto en la articulación de esta parte del cuerpo.
Meniscos
La rodilla tiene dos meniscos que son fibrocartílagos que facilita que la articulación se fusione con el fémur y la tibia. Su forma es parecida a la de una medialuna y funciona de tope para contener la energía de los movimientos, impidiendo así el contacto extremo entre los elementos de la rodilla.
En caso de que los meniscos se dañen la rodilla carece de estabilidad y todo el resto de sus elementos se desgastan. Las meniscopatías o lesiones en los meniscos se encuentran entre las patologías más usuales en la rodilla, si bien algunos se curan por sí mismos, otros necesitan cirugía.